Había cumplido yo 16 años cuando cuatro días después muere Franco en una cama de hospital, en esa mañana soleada y fría de noviembre fue una buena noticia y una alegría para mi y mis compañeros principalmente porque teníamos una examen de historia del arte, que no me gustaba nada, y en el instituto nos dieron una semana de vacaciones en señal de luto.
A esa edad aunque sabía que era algo histórico lo que estaba ocurriendo, no era del todo consciente de lo que estaba por venir, entre otras cosas porque mis intereses de adolescente no miraban precisamente a la política sino más bien a la música, al deporte, a los amores...., cosas de adolescentes creciditos.
Unos meses después ocurrió una de esas cosas que te marcan y te hacen ver que hay un antes y un después. Tuve la gran suerte de que a través de tío José Antonio, aficionado a la lectura y cinéfilo, llegara a mis manos los dos volúmenes de un libro de Hugh Thomas " LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA" en una edición de 1976 para España aunque en Londres se publicó en 1961, todo un descubrimiento que me hizo cambiar para siempre la percepción que tenía de España y del mundo que no era otra que las que nos habían contado en la escuela y en el instituto y que en nada se parecía a la realidad histórica.
A medida que avanzaba en la lectura iba descubriendo hechos y personajes que pareciera que estaba leyendo la historia de otro país diferente al mío, no dejaba de asombrarme lo desconocido que era todo, se abrían ante mí paisajes, relaciones, organizaciones, movimientos sociales, siglas, acontecimientos que nunca me hablaron de ello y, es más, nunca me habría imaginado. En este punto me di cuenta del gran engaño, la manipulación y la propaganda en la que vivíamos en aquella España dictatorial, rancia y grosera, así me lo pareció, me lamenté de ese gran engaño y comencé a ver las cosas de otra manera.
Fue a partir de estos libros cuando realmente comprendí la importancia y trascendencia del momento histórico en que nos encontrábamos en la segunda mitad de los años 70, esto me hizo mirar de otra manera todo aquello que estaba ocurriendo en aquella época. Aunque con cierta distancia, me acercaba a las revistas y periódicos disponibles en la biblioteca municipal, así empecé a conocer el periódico "El País" , recién nacido, las revista "Cambio 16" y "Triunfo" y como no las más disputada entre los lectores la revista "Interviú".Prestaba atención a todo lo que ocurría que era mucho y a veces complejo de entender, más aún cuando en enero de 1977 tiene lugar la matanza de los abogados de Atocha en Madrid, confieso que me asusté y me hicieron evocar pasajes del pasado que había leído en los volúmenes de Hugh Thomas, y también me emocioné con la respuesta popular en la calle a ese tremenda despedida de los féretros que todavía hoy, al ver las imágenes, no puedo evitar cierta ira por una lado y agradecimiento por otro por la valentía y respeto de los asistentes.
Fue poco después de aquello cuando un hecho casual y sorpresivo, en cierto modo, porque la noticia corrió como la pólvora, me "tranquilizó. Caminaba por una larga avenida que iba de mi casa hasta el centro de Cieza a la biblioteca municipal, cuando a lo lejos veo ondear una bandera roja que el dia anterior no estaba, conforme me iba acercando aquello se parecía a lo que yo creía que era, y si, era la bandera del P.C.E. que había sido legalizado, sentí cierto alivio porque de alguna manera entendí que aquello iba en serio, que no se podía volver atrás y que se cerraba un círculo necesario para avanzar.
Después fueron la elecciones de 15 de junio, en las que todavía no pude votar pero aquello lo viví con alegría y esperanza, eso era la democracia, eso era lo que nos habían ocultado, eso era lo que algunos no querían pero que era inevitable que llegaría porque la gran mayoría de los españoles apostaban por ello.
Seis de diciembre de 1978, cumplidos los 18 años, voté por primera vez en el referéndum de la Constitución. Recuerdo que me la leí varias veces esos ejemplares amarillentos y de bolsillo que se distribuyeron por todas partes, era una gozada leer aquellos textos, nuestra querida España se había transformado en una democracia equiparable a la de nuestros vecinos, ya éramos una normalidad en Europa lo que nunca debimos dejar de ser.
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