jueves, 29 de noviembre de 2018

A mis 18 en el 78

Hacía  tres semanas que había cumplido los 18  y era 6 de diciembre, miércoles para más señas, y a eso de la once de la mañana y con frio, me acerqué a una antigua  guardería, que ahora es un bar, muy cerca de la casa de mis padres con la papeleta de Si en el sobre, había votado la Constitución.

Sabía muy bien lo que votaba y ademas lo hacia convencido e ilusionado  y eso que, como cualquier joven de mi generación  crecimos  y nos hicimos adolescentes  durante el franquismo y fuimos  de los   últimos educados en la Formación del Espíritu  Nacional, en las leyes fundamentales del movimiento y en el fuero de los españoles , no sin  antes haber pasado por los campamento de verano de la O.J.E  y cantado el "cara al sol", "yo tenía un camarada" y "montañas nevadas" y ademas  fui jefe de una escuadra que se llamaba división  azul.

No puedo negar que es una época  que recuerdo con agrado, con ese grato recuerdo de evocar la adolescencia y la juventud y todo lo que ello conlleva, pero no es menos cierto que sentía que era el momento de alejarnos de todo aquello y buscar lo prohibido, porque casi todo estaba prohibido, el cine, los libros, la canciones, solo había un tipo de cine, un tipo de libros y un tipo de canciones y por lo tanto un tipo de pensamiento, casi estaba prohibido pensar, y empiezas a leer libros prohibidos, a escuchar  música prohibida  y poco a poco, junto con tus amigos, vas descubriendo  que hay otra historia, es entonces cuando descubres que te han estado engañando.

En la calle se respiraba otro ambiente, decían que había más libertad, los mayores lo miraban  con recelo y prudencia y nosotros, mis amigos y yo, con curiosidad y esperanza, se hablaba de que ahora se podía hablar, de que había libertad, de que no pasaba  nada que había democracia y se podía hablar y leer los libros prohibidos, un día si y otro también  la  prensa venía con grandes titulares, aparecían políticos y personajes  desconocidos, como de otra época, estaba todo muy removido pero sabíamos que aquello  tenía que salir bien y no mirar para atrás, porque  detrás apenas  había nada que mereciera la pena.

Aparecen los primeros borradores de la constitución,  la leo varías veces, te ilusionas, te enorgullece, era la  luz que taparía la oscuridad anterior, ¡ ya somos como Francia, como Italia ! pensaba, ¡ya era hora!. Aquella  mañana del 6 de  diciembre  todo eso iba en mi papeleta, cargada de ilusión y de entusiasmo que no defraudó  y España empezó a hacerse  normal.

Ha pasado 40 años, toda un vida, estoy muy agradecido a  esta constitución y a todos los que la hicieron posible,  no solo nos hecho normales sino que también  mejores, y es por esto por lo quiero que nos dure, pero para eso hay que  actualizarla, repensarla y adaptarla a una sociedad muy diferente en todo a aquella de los años 70.

La mayoría de los españoles de hoy  en día, no la votaron, no vienen de donde veníamos nosotros, tienen otras necesidades  y otros problemas muy diferentes a los nuestros, todo en la sociedad de hoy del siglo XXI es muy diferente y los españoles de hoy  necesitamos   una constitución que nos  dure otros  40 años o mas, por eso la necesidad que cambiarla.



miércoles, 21 de noviembre de 2018

Encuentro Centros Innovadores

Ayer martes 20 tuve el  placer de participar en un panel de expertos  en el "Encuentro de Centros Innovadores", organizado por el profesor  Pere Marques en la  Facultad de Educación de la Universidad  de Murcia bajo la temática "Innovar: ¿para qué? , ¿cómo ?, papel de la Administración".

Todo un  lujo compartir mesa con las profesoras  Paz Prendes, Encarnación Carrillo y los profesores  Francisco  Martínez  ( una institución en la UMU ) y Raúl Céspedes, si es verdad que debido a lo apretado del programa hubo que sintetizar mucho, ya que por el tema y los ponentes daba para  bastante bastante más pero  en unos excesivamente cortos  45 minutos tuvimos la oportunidad de disertar, casi a modo de tweet, nuestras opiniones, y aquí os dejo las mías  de manera escueta y puntual .
  • En la escuela de los  60, 70 y 80 había  unas certidumbres, se educaba para una sociedad  más o menos previsible en donde  disponer de datos y buena memoria  te cualificas para ser competente, así los libros de textos y los exámenes  eran los grandes protagonistas. 
  • En la escuela del siglo XXI se sigue sigue educando de manera parecida  cuando la realidad es muy diferente, no sabemos como será  la sociedad dentro de apenas 10 o  15 años y el libro de texto y los exámenes  siguen siendo los grandes protagonista, cuando sabemos que no necesitamos  memorizar tantos datos  y cuando accedemos a la información de  manera instantánea.
  • Uno de los retos es que nuestros alumnos sepan  utilizar esa  información  y transformarla en conocimiento, que sean críticos con ella, que sean capaces de seleccionarla y eliminar la mala información o las que no sea útil .
  • No necesitamos alumnos que sepan  muchas cosas, necesitamos alumnos que sean críticos, creativos y que sepan trabajar en equipo.
  • La escuela necesita innovar, en el día a día  y huyendo de las modas  educativas que, desde mi punto de vista, hacen mucho daño a la educación.
  • Innovar  es también  cambiar la forma de evaluar  a los alumnos, si esto es así te lleva a buscar nuevas metodologías que desembocarán a un nuevo enfoque y selección de contenidos, al menos esa es mi experiencia. 

Las aulas del futuro

 Que el mundo educativo muchas veces se deja influenciar  en función de modas,  unas más pasajeras que otras , es una realidad que para nada...