No sé vosotros pero tal y como está el patio patrio en general, donde la polarización política va calando y empapando el tejido social, donde el grito llega y se oye más que el argumento, donde la sesiones televisadas de nuestro parlamento tendrían que estar autorizadas solo para mayores de 18 años, la pandemia, la crisis..., con todo esto el gobierno nos regala la LOMLOE o Ley Celaá.
Un ley que antes de nacer ya tiene fecha de caducidad y será tan absurda como casi todas las anteriores, que ha sido muchas, demasiada. Un ley que nace sin el necesario y muy demandado consenso por parte de la la mayoría de docentes de este país y que difícilmente ilusione a nadie a la vista de los precedentes y las consecuencias. Una vez más, y son demasiadas, nuestros representantes, todos, no se toman en serio la educación de los españoles y si esta sale adelante es por la profesionalidad y entrega de la gran mayoría de los profesionales.
Cuando oímos hablar de la educación en Francia, Portugal, Inglaterra, no digamos ya Finlandia, Corea o Japón, puede que seamos capaces de describir unas líneas, unas pinceladas maestras de sus sistemas educativos desde el punto de vista de la calidad, fruto de leyes educativas estables y pensadas más para mejorar el sistema que para controlarlo, es por esto que me cuesta ver esos rasgos en todas las leyes educativas que desde la L.G.E del franquismo, que viví como alumno, hasta la actuales que he vivido y algunas padecido como docente.
Se ha dicho por activa y por pasiva, hay consenso para que lleguen a un consenso, no cometamos el error de otra ley de partido, necesitamos una ley de país, necesitamos que prevalezcan los argumentos sobre los gritos, la reflexión sobre la consigna y la búsqueda de la calidad educativa por encima de todos los demás intereses.
Tomarse en serio la educación, invertir en ella, apostar por ella, en serio, sin palabras huecas. Todos tenemos una idea de escuela muchas de ellas diferentes pero seguro que todas esas ideas hay puntos de encuentro.
No, no me atrinchero, eso no quiere decir que no defienda la escuela que en la que creo, siempre la he defendido con argumentos, lo mios, pero entre trinchera y trinchera hay un espacio común que es de todos y no es de nadie y es por ahí por donde debe de transitar la elaboración de un nueva ley educativa de país que no es esta que están pariendo.
Agradecer la ilustración de Ramón Besonías que acompaño y que me han inspirado estas palabras.
Comentarios
Tengo mis temores de que el Planeta Tierra fenezca en algún momento....no muy lejano.
Las leyes de educación en nuestro país nunca ha llegado a dar la talla, en cuanto hablamos a una educación ideal, como en los países nórdicos que tenemos tan idealizados. Con estas leyes no se llega a pensar tanto en los alumnos y en los docentes, sino que se piensa en un método más complejo, en algunas ocasiones para los docentes, e incluso una complejidad más para los jóvenes estudiantes. A mi modo de ver, me parecería una buena forma de educar a un joven educando, enseñandole lo esencial de la vida. Porque, hay que tener en cuenta que cuando uno termina sus estudios y quiero empezar a independizarse no sale con los conocimientos para poder sobrevivir en el mundo financiero que es la vida adulta. Yo, por ejemplo, no tengo ni idea de que es la renta, que es una hipoteca y todas esas cosas que deberían de ser enseñadas en los centros educativos y así tener claro que no puede llegar a deparar el futuro para hacernos cargo de nuestras propias responsabilidades financieras.
He de decir que lo de crear una ley nueva de educación cada vez que hay un nuevo partido político en el gobierno, me parece muy innecesario, a mi parecer, lo más justo sería crear una única ley en consenso entre todos los partidos políticos y con varios docentes que den su punto de vista y así crear una ley adecuada y conforme para todos.
Por último, a mi parecer la educación es un método que se ha modernizado poco con el tiempo, se sigue dando lo mismo que hace 50 años e incluso más. Los métodos educativos deben de ser modernizados y aprender a enseñar en la modernidad del siglo XXI.
Gracias por tu reflexión.
Un saludo.