Recuerdo cuando empezaron a desembarcar los primeros ordenadores y posteriormente las primeras conexiones a internet a los centros educativos, entonces había consenso, todo el mundo tenía la percepción de que aquellos aparatos novedosos eran buenos para la escuela, de que mejoraría nuestras prácticas educativas y en definitiva eso que se llama la calidad de la enseñanza. Se pensaba que "la informática" sería esa tecnología que nos ayudaría a construir una escuela mejor.
Desde entonces y hasta ahora y en torno a "la informática, se han desarrollado multitud de actividades de formación de todo tipo dirigidas al profesorado en donde se ha mostrado esas cosas "mágicas" que las nuevas herramientas pueden hacer, grandes y muy buenas experiencias educativas y también mucho fuego de artificio presentado como innovación pedagógica cuando en realidad no lo era.
Ahora se habla mucho de las tablets, de meter las tabletas en las aulas, de enseñar con estos dispositivos y parece que a todo el mundo le parece bien, que es muy moderno, que es lo que se lleva, que puede mejorar la clases, la motivación del alumnado y todo eso, pero no veo unos proyectos pedagógicos diferentes, una apuesta rigurosa por un cambio en las metodologías y un nuevo enfoque en la evaluación en torno al uso de las tablets en las aulas.
Me gustaría equivocarme, pero lo que veo es más de lo mismo pero con tablets, creo que de nuevo empezamos la casa por el tejado, no se trata de poner las tablets y luego cambiamos las cosas, no se trata de eso, se trata de que hemos empezado a cambiar las cosas, de querer cambiar las cosas y para eso necesitamos las tablets. Se trata de que hay una voluntad de hacer las cosas de otra manera, de que un equipo de profesores o un centro, tiene un proyecto educativo propio, un nuevo enfoque metodológico, una nueva apuesta pedagógica y para ello las tablets son una herramienta fundamental.
Si lo que hacemos es meter el libro de texto en la tablets, si no es para hacer cosas nuevas, enseñar y aprender de otra manera las tablets, como los ordenadores, como las PDI valen para poco.
Desde entonces y hasta ahora y en torno a "la informática, se han desarrollado multitud de actividades de formación de todo tipo dirigidas al profesorado en donde se ha mostrado esas cosas "mágicas" que las nuevas herramientas pueden hacer, grandes y muy buenas experiencias educativas y también mucho fuego de artificio presentado como innovación pedagógica cuando en realidad no lo era.
Ahora se habla mucho de las tablets, de meter las tabletas en las aulas, de enseñar con estos dispositivos y parece que a todo el mundo le parece bien, que es muy moderno, que es lo que se lleva, que puede mejorar la clases, la motivación del alumnado y todo eso, pero no veo unos proyectos pedagógicos diferentes, una apuesta rigurosa por un cambio en las metodologías y un nuevo enfoque en la evaluación en torno al uso de las tablets en las aulas.
Me gustaría equivocarme, pero lo que veo es más de lo mismo pero con tablets, creo que de nuevo empezamos la casa por el tejado, no se trata de poner las tablets y luego cambiamos las cosas, no se trata de eso, se trata de que hemos empezado a cambiar las cosas, de querer cambiar las cosas y para eso necesitamos las tablets. Se trata de que hay una voluntad de hacer las cosas de otra manera, de que un equipo de profesores o un centro, tiene un proyecto educativo propio, un nuevo enfoque metodológico, una nueva apuesta pedagógica y para ello las tablets son una herramienta fundamental.
Si lo que hacemos es meter el libro de texto en la tablets, si no es para hacer cosas nuevas, enseñar y aprender de otra manera las tablets, como los ordenadores, como las PDI valen para poco.
Comentarios
Saludos
Saludos :-)
Pienso que la organización de las escuelas debería cambiar. Por ejemplo, deberían empezar a aparecer la figura de informáticos en los centros, que programen aplicaciones a medida de cada aula en función de sus necesidades.
Es verdad que existen apps muy interesantes, pero enseguida dejan de sernos útiles porque rápidamente absorbemos su contenido.
Existen dos maneras de sacarles partido. La primera, es conociendo multitud de apps y sus utilidades, para aprovecharlas como docente y sacarles el máximo partido. La segunda y mucho más interesante, sería la de tener apps diseñadas a medida de nuestras necesidades de aula o individuales de cada niño.
Hoy en día es muy difícil encontrar docentes que puedan diseñar contenidos para las tabletas y mucho menos apps. Por eso digo, que una parte de las que debería cambiar en la educación es la aparición en los centros educativos de informáticos. La labor de estos será fundamental, porque tendrán la labor de crear las apps que darán forma a las propuestas e ideas de los docentes.
Creo que las tabletas no son un recurso más, sino que son un complemento ideal para el docente, que puede ayudar a nuestros alumnos en su aprendizaje. Pero para que eso se cumpla, queda mucho trabajo...
La causa de que esto pase es doble pero en 70%-30%.
El 30% es debido a la tecnología. Considero que no vale cualquier tecnología y la realidad me da la razón. Soy un defensor del uso de los iPads en educación, la considero una tecnología tremendamente disruptiva, concretamente porque nos permiten hacer cosas que la anterior tecnología dificultaba enormemente, es lo que denomino como tecnología transparente y porque tiene la potencialidad de romper el modelo (si lo proponemos) de roles en el aprendizaje. No sirve cualquier plataforma que se dedica a sacar juegos o apps que tiene de creativo y educativo lo que yo de astronauta. Es lo que se conoce como Substitución en el modelo SAMR de uso de tecnología educativa. Quedarse ahí es un fracaso!
Las apps que existen en educación, concretamente en la plataforma iPad, son tremendamente potentes si queremos generar experiencias educativas y muy interesantes si queremos trabajar conceptos muy concretos como ciencias, matemática, lenguas… me quedo con la primera parte, la creación de experiencias, y eso lo permite una buena tecnología subyacente al dispositivo.
Y eso nos lleva al 70% de la culpa. Y es, indudablemente, de los docentes por mucho que busquemos al culpable en otro lado. Algunos nos dirían que estamos aburguesados, acomodados, maniatados y hasta aborregados por el uso del libros de texto. Y tienen razón! El libro digital o mochila digital del ministerio no ayuda precisamente.
En EEUU, donde para algunas cosas nos dan un millón de vueltas, tienen laboratorios de ideas 50-50 entre desarrolladores y docentes generando las propias apps educativas que van más en la linea de potenciar la creación de experiencias educativas más que en crear Apps de contar números o letras.
Los tablets NO son una herramienta para el docente, son una tecnología de aprendizaje para el alumno, pensar de forma diferente es seguir considerando a la PDI como modelo educativo, obsoleto, donde el docente tiene el control absoluto y manipulador de la tecnología.
No creo que absorbamos el contenido de las Apps, eso sucedería si vemos a las Apps como meros contenedores. Las apps deben ser generadores de comunicación, de expresión y creatividad. Las apps que nos permiten trabajar cuestiones puntuales siguen siendo igual de válidas, las apps que nos llevan a información del cosmos, el cuerpo humano, geografía, química… siguen siendo igual de potentes. Tiene razón Joaquín sobre la necesidad de tener en nuestros centros aplicaciones para generar -bien desde el docente o entre todos en el aula- los libros que queremos usar. iBooks Author es la mejor alternativa actualmente, el coste es más que asumible y su uso es de una sencillez escandalosa, compararlo (por ejemplo) con lo que ofrece Autor MTO es vergonzosa.
La cuestión es como usamos esas Apps, si de retahíla una tras otra, o como elementos dentro de una experiencias de aprendizaje más potente, puedo demostrar que la generación de experiencia con el iPad son de una potencialidad enorme como aprendizaje entre iguales, emisión de contenidos y potenciación de la creatividad.
Mientras no tengamos claro ese punto, ningún planteamiento de tablets tendrá sentido alguno. Y lamentablemente no veo a la administración con ganas de arriesgar, ni a los docentes con ganas de cambiar sus hábitos. Creo que falla incluso desde el momento inicial donde no hay personas, dentro de la administración (porque haberlas, haylas), que sirvan de guías para el docente de a pie y que puedan ser líderes en movimientos de renovación pedagógico-tecnológica.
Ya que además por muchas tecnologías con las que cuente la clase o el profesor, sino imparte con una metodología adecuada, de poco servirá.
Son fabulosas para proporcionar nuevas experiencias de aprendizaje al alumnado pero ¿se las proporcionamos o nos quedamos en las apps interactivas para sumas, etc?
Son fabulosas para estimular la creación de todo tipo, artística, literaria,fílmica, etc. pero ¿estimulamos a nuestros alumnos en éste aspecto? Esto no se hace con apps concretas, se hace con profesores creativos ellos mismos, que den libertad a sus alumnos y piensen en como aprenden mejor.
Son geniales para crear materiales, pero ¿Vamos más allá de crear un libro de texto propio, del profesor?
Ese es el problema. Quienes deben aprender? Ellos/as.