martes, 2 de febrero de 2021

A más ciencia más salud

 He de confesar que hay cosas que parecen tan obvias y de tanto sentido común que no cabrían en ninguna discusiones y/o debates al uso pero visto lo visto y oído lo oído, no deja de sorprenderme que a estas alturas de la película con pandemia incluida, haya gente que ponga en duda a la ciencia y al trabajo de los científicos y no pongan la salud a la altura que le corresponde dentro de sus prioridades que a mi  juicio está por encima de todo y no es una frase hecha.

Creo que en este país nuestro ha vivido y vive de espaldas a  la ciencia y la investigación, desde el conocido ¡que inventen ellos! de Don Miguel de Unamuno hasta nuestros días, y creo que en cierto modo, se ha convertido en un indicador negativo de eso que algunos llaman "marca España". 

En  la España de Machado de charanga y pandereta cerrado y sacristía, pensar en ciencia tendría que ser algo extravagante y puede que para muchos innecesario, ¡que inventen ellos!, y  así en un país del que podemos presumir de pintores, escritores..., a los científicos  apenas los podemos nombrar con los dedos de una mano, Santiago Ramón y Cajal, Severo Ochoa..., 

Si preguntamos a nuestros  escolares o a  la población en general sobre los grandes hitos de la ciencia en España seguramente muchos tendrán verdaderas dificultades para nombrar más de dos o tres. En nuestro sistema educativo no se ha procurado que nuestros alumnos asocien la ciencia con la idea de progreso, bienestar y salud y se ha presentado como algo abstracto y poco o nada relacionado con su vida y experiencias diarias. Las inversión del estado en ciencia siempre ha estado y  está por debajo de la media de la Unión Europea. No somos un país de ciencia, no nos han educado para valorar la ciencia y  son pocos lo padres que animan a sus hijos a que se dediquen a la investigación.

En este contexto y con esta pandemia  afrontamos todos nosotros  una experiencia vital y esperemos que irrepetible, aunque no estoy muy seguro, en donde la única salida posible nos la tienen que dar los científicos , esa ciencia denostada, arrinconada e incluso negada por los imbéciles. Nuestra salud,  nuestro  bienestar y el de nuestros padres, hijos y abuelos, depende más que nunca de la ciencia y de los científicos. Creo que no podemos buscar otras salidas diferentes a las que no de la ciencia, la ciencia es la única salida, muy por encima de la charanga, la pandereta y la economía.

No deja de preocuparme el comportamiento de la clase política y de mucha ciudadanía que, otra vez de espaldas a la ciencia, prioriza la economía, las luchas partidistas e incluso la ignorancia más superlativa por encima de la salud como bien supremo. Me resulta tremendamente escandaloso, que después de estar pasando el peor mes de la pandemia con todos los indicadores disparados por salvar la Navidad, ahora hablan de salvar la Semana Santa, sin duda seguimos ignorando a la ciencia, esta pandemia es un aviso, solo un aviso.




jueves, 28 de enero de 2021

Pensar en los demás

 El espectáculo que estamos viviendo en este país, no se si en otros también, desde que se inició la pandemia, se aleja mucho de lo que entiendo que deben ser los comportamientos de  personas, en principio, normales y corrientes y perfectamente integradas en una sociedad libre y democrática y que asume unos valores  con el objeto de mejorar la vida de los individuos y a su vez del colectivo.

Si echamos un vistazo a lo que ha ocurrido con la administración de las  vacunas, con  esos personajes insolidarios que se han saltado los protocolos y se han puesto una dosis cuando simplemente no les tocaba, y sobre todo, la caradura y le falta de respeto a la ciudadanía con esas explicaciones tan absurdas como irrisorias, seguramente no han pensado en los demás, solo en ellos y no, no  son personas precisamente irrelevantes sino más bien todo lo contrario, desde políticos,  un militar de máxima graduación y hasta un obispo, todo esto que sepamos y a mi, sinceramente me rompe los esquemas.

Me choca un poco cuando se habla de los jóvenes como uno de los colectivos más díscolos de la pandemia y se demonizan de manera tan injusta muchas veces  por sus comportamientos insolidarios para con los demás  y , sin embargo,  tenemos a estos "respetables" adultos que ocupan altos estamentos sociales actuando de manera tan egoísta y arrogante por las explicaciones, que me dejan con la duda de que si en la cúspide ocurre esto que no ocurrirá más abajo.

Se dice por activa y por pasiva, y muchos lo tenemos asumido, que para educar a un individuo hace falta una tribu entera, pero se supone que la tribu y sus líderes en situaciones de gravedad como la que estamos pasando, en donde peligra toda la tribu, han de poner todo su potencial y la mejor organización en la supervivencia de la tribu, del colectivo, en pensar en todos y no en ellos, pero en este caso no ha sido así,  el mensaje que estos adultos "modélicos y triunfadores"  han mandado a toda la tribu, incluido los jóvenes, es todo lo contrario primero yo, después los míos y si sobra pues ya los otros y además te lo explico.

Contra todo esto a los docentes y familias  se nos pide que eduquemos a ciudadanos responsables y preparados para vivir en una sociedad democrática donde el  respeto a los normas y a las leyes es la base de toda convivencia y todos nos sometemos a ellas y si , en ello estamos, pero una parte muy importante y notable del resto de la tribu no sólo no ayuda sino que además parece que muchas de la veces va en sentido contrario con esos comportamientos tremendamente egoístas y esas justificaciones tan tontas  como irrespetuosas. Así que desde una parte de esa tribu me siento con la obligación de repetir, esta vez para ellos, lo que digo siempre a mis alumnos, hay que pensar siempre en los demás,  todos nos necesitamos y nadie es más que nadie.

lunes, 25 de enero de 2021

¿Docentes por la verdad?

 He leido que hay un grupo de negacionistas de la pandemia denominado "docentes por la verdad". El pensar que estos docentes estén activos en centros educativos y con atención a alumnos me hiela la sangre, me asusta y  siento vergüenza ajena.

No se trata de coartar ningún derecho de estos docentes, son muy libres de  pensar como quieran, de opinar como quieran, tiene derecho  a la libertad de expresión y a la libertad de cátedra pero como todos los derechos tienen su límites y hay que ejercerlos con responsabilidad, más a aún en ámbito escolar donde los alumnos, sean menores de edad o no lo sean , tienen derecho por parte de sus docentes a recibir una información verídica, rigurosa, lo más objetiva posible en donde el docente debe de abstenerse de mostrar delante de los alumnos opiniones contrarias a  la evidencias y verdades  científicas contrastadas, así en el caso de la pandemia creo que sobran comentarios sobre su veracidad y mas que sobradas evidencias y consecuencias. Me da miedo que estos docente puedan trasladar a los alumnos estas ideas  absurdas y peligrosas por poner en riesgo la salud y el bienestar de la comunidad. 

Nos movemos en un mundo  donde la información, las opiniones, los bulos, la mentiras, se propagan rápidamente por multitud de medios a los que nuestros alumnos tienen acceso. Si a esto  unimos el formato de presentar todo esto en donde el eslogan, la frase hecha, el tópico y  el exabrupto predominan sobre el argumento y la opinión razonada  tenemos el cóctel perfecto para distorsionar la verdad y así surgen partidarios de movimientos tan absurdos como los "terraplanistas" , "antivacunas", o estos negacionistas de la pandemia. 

La escuela tiene que defenderse de estos  movimientos potenciando una educación en valores basadas en la declaración universal de los  derechos humanos y en nuestra constitución, propiciando lo más posible situaciones de aprendizaje basadas en debates entre alumnos , la cooperación entre ellos y el análisis de la realidad desde un punto de vista constructivo y  contribuir a la difusión de las ideas científicas, humanísticas, filosóficas y artísticas asumidas por la mayoría.





lunes, 11 de enero de 2021

No es solo es un fracaso de la educación

Con motivo del asalto a Capitolio de los  EE.UU he leído un artículo muy interesante  bajo el título el fracaso de la educación  que dice, entre otras muchas cosas, lo siguiente: 

"A largo plazo, la única fuerza que puede salvar la democracia es una ciudadanía educada, es decir, ciudadanos que saben lo suficiente para resistir el tipo de mentiras e incitaciones vertidas por el presidente actual y sus facilitadores".

Evidentemente estoy muy de acuerdo con esta afirmación, una ciudadanía educada en los valores democráticos y en la defensa de  los derechos humanos, en la tolerancia, en el respeto al otro, y la solidaridad y en la cooperación es una condición mínima para frenar  y aislar estos movimientos populistas y fascistoides que basan su acción en la desinformación, bulos, noticias falsas y ruido, en el eslogan, mensaje corto y grandilocuente y con la total ausencia de componentes reflexivos o alternativos, que son recepcionados por un público diverso en cuanto a formación y motivaciones pero ávidos de este tipo de mensajes unos por intereses y otro porque, simplemente, no  saben más.

Contra todo esto solo cabe más y mejor educación  como la única arma posible y válida para revertir este tipo de movimientos. Ciudadanos formados con un conciencia crítica, librepensantes, educados en la creatividad, con una fuerte formación humanística y respetuosos con las ciencias y con las artes, en definitiva una ciudadanía libre y educada en el sentido más amplio y globalizador de la palabra.

Ante esto la escuela tiene un reto y una obligación, porque si bien en todas las leyes educativas, concretadas en los diferentes Proyectos Educativos de Centro, programaciones y demás documentos más o menos burocráticos en cuanto a la educación en los valores anteriormente señalados, la realidad es muy distinta, educar en valores en mucho más que decirlo y detallarlo, educar en valores es practicarlos, fomentarlos en el día a día, evitando la competitividad, la clasificación y segregación  de alumnos, el individualismo, cualquier tipo de discriminación. Educar en valores es favorecer el trabajo en equipo de los alumnos, fomentar la inclusión, la responsabilidad, la cooperación...

Es importante profundizar en el estudio de las humanidades, en la historia, en las religiones, de la ciencia como motor de cambio, es necesario que todo el currículum se articule y se organice en torno a  esos valores democráticos, se trata de defender un modelo social donde quepamos todos y que entre todos la construyamos día a día sin descanso para poder frenar el avance de estos  movimientos  que  navegan totalmente a la contra ofreciendo un modelo falso, segregador, individualista, negacionista y sobre todo injusto.

Pero no es solo un fracaso de la educación, aquí cabe aquello de que para educar a un individuo hace falta una tribu entera, y así es, los medios de comunicación, los partidos políticos democráticos... deben de aportar por ello si no queremos que lo peor de la historia de la humanidad ocurra otra vez... y no tendríamos perdón.



viernes, 8 de enero de 2021

Lo que dicen las redes sociales

 Ese ente inmaterial que fluye por los smartphone, dotado de vida propia y que se reproduce con más velocidad que cualquier virus, millones de miradas inciden sobre ellas, millones de dedos teclean en su plataformas, millones de imágenes se muestran y millones de opiniones vertidas, unas vomitadas, otras  pensadas y también  las hay documentadas, reflexionadas y muy autorizadas.

No deja de sorprenderme cuando desde los medios de comunicación de toda la vida, se hace referencia a "lo que dicen las redes sociales" como si eso fuera un voz única, una única opinión y no digamos ya  si documentadas o no.

En las redes puedes encontrar lo que buscas, si quieres buena información la tendrás, si buscas mala información no tardarás en encontrarla, si lo que buscas es gente "cañera", energúmenos, odiadores, intolerantes, amenazadores..., lo tienes a golpe de clic, eso si, compartiendo canal con magníficos usuarios dispuestos a difundir  conocimiento, descubrimientos, estudios serios y rigurosos, opiniones documentadas y muy valiosas,  estupendos profesionales de todos los ámbitos que saben y quieren y entienden lo que de bueno tienen las redes sociales.

Es por esto por lo que  hacer referencia a las Redes Sociales como indicadores de algo, como tendencia,  como algo estadístico no termino  de entenderlo, ¿donde se mira?,¿al exabrupto?, ¿al mensaje de odio,? ¿al mensaje reflexivo y ponderado? .

Las redes son  como la vida misma, diversas, multiculturales, donde está lo peor y lo mejor, no son buenas ni malas solo depende de donde metamos nuestras propias narices.



























































viernes, 4 de diciembre de 2020

Soy un maestro a la antigua

 Si, lo reconozco, puede que sea un maestro a la antigua, alguna vez (no muchas) me lo han dicho y en contra  de lo que pueda parecer no me molesta, es más, puedo decir que hasta me agrada. Me gusta mirar para atrás, a esos maestros y pedagogos que hicieron de su docencia un ejercicio de innovación, de adaptación al medio y a los tiempos, esos maestros que, con los medios siempre escasos disponibles en su época derrocharon buen hacer, amor por la didáctica y sobre todo por los alumnos.

Soy de los que piensan que en la escuela está casi todo inventado, cuando me hablan de ABP, gamificación, Flipped Classroom..., como algo novedoso, moderno, a mi no me lo parece tanto, si miramos de nuevo hacia atrás y leenos, por citar a unos pocos, a Giner de los Ríos, Decroly, Dewey, etc, vemos que si hacemos el ejercicio de no mirar las fechas de nacimiento y muerte, nos hacen unas propuestas muy novedosas que cualquier centro que las aplicara hoy sería visto como una escuela innovadora y muy moderna porque usaría las TIC como potentes herramientas para desarrollarlas. 

Cada uno tiene sus referentes, su idea de educación, de escuelas, yo en este sentido soy más de Celestin Freinet que es más "moderno" que los anteriores, no obstante murió en 1966 cuando yo tenía 7 años. Tuve noticias de él, (muy poca, la cara de un folio en apuntes  en la escuela de magisterio), y fue  en la magnífica revista "Cuadernos de Pedagogía"  a principios de los años ochenta a través de sus estupendos artículos y reportajes sobre la figura de Freinet. 

A lo largo de mi carrera docente, he intentado de una manera o de otra aplicar sus "famosas" técnicas, la asamblea, el texto libre, intercambios escolares, publicaciones, conferencias de alumnos... y la verdad que que muy encorsetado por la rigidez del curriculum, los horarios, la incomprensión algunas  de las veces tanto de padres como de compañeros, nunca de alumnos... no ha sido tarea fácil pero muy  gratificante porque estás haciendo lo que crees que debes de hacer, lo mejor para los alumnos y para tu escuela aunque como me decía una  buena amiga inspectora, seamos pequeñas islas en un océano pacífico.

A pesar de ser un  antiguo, por fijarme en los viejos maestros, siempre me ha gustado mirar hacia adelante, como hacia Freinet adaptarme a la época y a los alumnos que tengo delante, cuando aparecieron los primeros ordenadores en la escuela, cuando llegó internet, me facilitaron mucho la tarea, tenía todas las herramientas necesarias para desarrollar la técnicas Freinet, pensad por un momento si él hubiera dispuesto en su tiempo de todo este potencial que las TIC nos proporcionan el gran legado de modelos y prácticas docentes que nos hubiera dejado. ¡Sí Freinet levantara la cabeza!.

Corren tiempos de mucho postureo y escaparatismo en algunos  docentes que, provistos de mucha palabrería hueca, buena  prosa y oratoria y supongo que con la mejor de las intenciones, confunden la innovación con un uso de las TIC y herramientas novedosas y poca didáctica. Yo, maestro a la antigua, sigo mirando hacia atrás a la didáctica, a la pedagogía, a la escuela moderna,  y las TIC me empujan hacia adelante sin remedio pero con convencimiento de que es lo mejor para mis alumnos.






domingo, 15 de noviembre de 2020

Las trincheras educativas

 No sé vosotros pero tal y como está el patio patrio en general, donde la polarización política va calando y empapando  el tejido social, donde el grito llega y se oye más que el argumento, donde la sesiones televisadas de nuestro parlamento tendrían  que estar autorizadas solo para mayores de 18 años, la pandemia, la crisis..., con todo esto el gobierno nos regala la LOMLOE o Ley Celaá. 

Un ley que antes de  nacer ya tiene fecha de caducidad y será tan absurda como casi todas las anteriores, que ha sido muchas, demasiada. Un ley que nace sin el necesario y muy demandado consenso por parte de la la mayoría de docentes de este país y  que difícilmente ilusione a nadie a la vista de los precedentes y las consecuencias. Una vez más, y son demasiadas, nuestros  representantes, todos, no se toman en serio la educación de los españoles y si esta  sale adelante es  por la  profesionalidad y entrega de la gran mayoría de los profesionales.


Cuando oímos hablar de la educación en Francia, Portugal, Inglaterra, no digamos  ya Finlandia,  Corea o Japón, puede que seamos capaces de describir unas líneas, unas pinceladas  maestras de sus sistemas educativos desde el punto de vista de la calidad, fruto de leyes educativas estables y pensadas más para mejorar el sistema que para controlarlo, es por esto que me cuesta ver esos rasgos en todas las leyes educativas que desde la L.G.E del franquismo,  que viví como alumno, hasta la actuales que he vivido y algunas padecido como docente.

Se ha dicho por activa y por pasiva, hay consenso para que lleguen a un consenso, no cometamos el error de otra ley de partido, necesitamos una ley de país, necesitamos que prevalezcan los argumentos sobre los gritos, la reflexión sobre la consigna y la búsqueda de la calidad educativa por encima de todos los demás intereses. 

Tomarse en serio la educación, invertir en ella, apostar por ella, en serio, sin palabras huecas. Todos tenemos una idea de escuela muchas de ellas diferentes pero seguro que todas esas ideas hay puntos de encuentro.

No, no me atrinchero, eso no quiere decir que no defienda la escuela que en la que creo, siempre la he defendido con argumentos, lo mios, pero entre trinchera y trinchera hay un espacio común que es de todos y no es de nadie y es por ahí por donde debe de transitar la elaboración de un nueva ley educativa de país   que no es esta que están pariendo.

Agradecer la ilustración de Ramón Besonías  que acompaño y que me han inspirado estas palabras.




Las aulas del futuro

 Que el mundo educativo muchas veces se deja influenciar  en función de modas,  unas más pasajeras que otras , es una realidad que para nada...