Ser docente es un privilegio, dedicar toda tu vida a enseñar y a aprender te va llenando poco a poco de sensaciones, emociones y experiencias vitales que, con el paso de tiempo y cuando se acerca poco a poco el fin la vida laboral, como es mi caso, suelen aflorar recuerdos, personas y situaciones que en mi caso me refuerzan la idea de que en muchas ocasiones, no en todas, he sido docente que siempre quise ser.
Recuerdo cuando entró en clase por primera vez con 11 años, yo también era casi nuevo no creo que llegara a cumplir los 25, con aspecto desaliñado, mirada huidiza y un aire de como si todo aquello no fuera con él, se sentó solo al final de la clase y cabizbajo comenzamos las presentaciones, les di la bienvenida a todos y nos fuimos presentando uno a uno, al llegar su turno hizo un ademán de que lo dejara tranquilo, no dijo nada y fue entonces cuando me acerqué a su sitio y le pregunté si le pasaba algo y muy respetuoso y con al voz muy baja y lleno de timidez me dijo su nombre y nada más.
Fue pasando el tiempo, apenas se relacionaba con lo compañeros, en parte por que él no daba el paso y en parte porque, debido a su aspecto y por su entorno familiar muy humilde y desestructurada, los compañeros le daban lado, pero en clase no dejaba de sorprenderme, era se tipo de alumno que casi nunca llevaba material, apenas hacía deberes y cuando los traía los presentaba en un hoja arrugada, mal escrita y con casi siempre con manchas de aceite, pero los deberes siempre estaban bien hecho, muy mal presentados, con muchas faltas de ortografía, eran deberes de matemáticas o de ciencias, pero estaban impecables, y así se lo reconocía en voz alta delante de toda la clase, le animaba a salir a la pizarra para que explicara a sus compañeros como los hacía y que los resolviera pero siempre se negó y yo nunca le obligué.Una mañana después de comprobar que tenía los deberes de matemáticas hechos y correctos comencé a hacerlos yo en la pizarra y se me ocurrió "provocarle" y hacer mal un ejercicio para tantear quién estaba atento y a ver si él decía algo, no había acabado todavía de hacer el ejercicio cuando oí que me llamaba y con la mano levantada me dijo: " Don Domingo ( era de los pocos que me llamaba de Don), ese ejercicio está mal", afirmó categóricamente, puede ser, le dije sal y dime donde me he equivocado que yo no lo veo, no salió, desde su sitio me fue señalando donde estaba el error y la manera de solucionarlo, y así lo hice, al acabar le di la gracias y dirigiéndome al resto de compañeros pedí disculpas por el "error" y alabé la aptitud del único alumno que fue capaz o se atrevió a enmendar aquello.
Hablando con el resto de mis compañeros que le daban clase, era 6º de E.G.B. , me decían de él que era un desastre, no tenía mal comportamiento, pero no llevaba material, no hacía deberes, pasaba de todo, y claro las notas eran muy malas, todo Muy Deficiente que se llevaba por aquella época excepto matemáticas que era Sobresaliente, que tambíen se llevaba por aquella época. Algún compañero que otro dudaba de estas notas , no era posible esa disparidad, yo solo disponía de sus exámenes y de mis notas de clase y todas eran de diez, el contenido claro no la presentación.
Y así pasó su E.G.B hasta octavo, en este tiempo tuve muchas conversaciones con él, le hablaba de su facilidad y su gusto por las matemáticas y que asimismo podría disfrutar de la Geografía, de la Lengua de las Ciencias , que tenía que cambiar su actitud, que a pesar de su origen humilde y que nadie de su familia había no había acabado la escuela obligatoria, él si podía, solo tenía que buscar el disfrute por las matemática en las otras asignaturas que seguro que lo había, me dijo que no, que solo le gustaba las matemáticas y que disfrutaba con ellas y así acabó la E.G.B. con un 10 en matemáticas y un 0 o un 1 en todas las demás.
Han pasado más de 30 años de aquello, la vida no le ha tratado bien, de hecho sigue viviendo en el mismo sitio de entonces, ya sin sus padres pero con algunos de los hermanos, después de muchos años sin verlo la casualidad hizo con nos encontráramos en la puerta de su casa, con la gente de su barrio, en su ambiente, se me quedó mirando, no con la mirada tímida de entonces sino con una mirada brillante de complicidad y luego entendí que de agradecimiento, me dijo que no pasaban por mi los años, le contesté eso es porque me miras con buenos ojos, con los mejores me dijo él, y entonce se volvió a los amigos que le acompañaban y les dijo : "He tenido muchos profesores pero ninguno como este, para mi es el mejor maestro del mundo, por los menos de los que yo conozco" , para agradecerle el cumplido le dije. " y tú has sido uno de mis mejores alumnos de matemáticas", entonce se dejó caer, "me importan un pijo las matemáticas, es verdad que me gustaban pero no te lo decía por eso Don Domingo, te lo decía y te lo digo porque has sido la única persona que ha hecho que me sienta bien conmigo mismo, que me ha valorado y que ha creído que yo podía ser algo más de lo que soy", le puse la mano en el hombro y le repliqué: " Has hecho que me sienta maestro cabron", "... y tu que me sienta persona" me dijo él.
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