Folios de apuntes manuscritos se amontonaban por la gran mesa de tablero negro que por aquel entonces había en el comedor de la casa de mis padres que también era la mía, algunos lápices y un bolígrafo rojo para subrayar, puede que llevara allí sentado desde la cuatro de la tarde y no recuerdo bien si los apuntes eran de Química o de Biología, era mi último año de magisterio y había tenido que pedir una prórroga para no irme a la mili y así poder acabar la carrera. Ese mismo día, después de comer, vi por la ventana de lo que era nuestra sala de estar, como en plena calle, en el jardín de enfrente de las "casas baratas"se desvanecía y moría uno de los vecinos de más edad del barrio, un hombre sabio, antiguo ferroviario y que, ya jubilado muchos años, construía miniaturas de carabelas, galeones y barcos pirata con material reciclados, ¡cuántas historia aventuras y misterios de navegantes me había contado aquel hombre!
Aquella tarde era otra más, otra cualquiera, la escena de la mañana no me distrajo para nada en mi sesion estudio, como era habitual tras dos horas, más o menos, hacía un descanso y ponía la radio que tenía en la sala de estar un viejo transistor amarillento y muy manoseado, solía oír Radio Juventud de Murcia, pero en esa tarde no sonaba la música que esperaba sino que eran marchas militares, esperé unos minutos y aquello seguía igual y no le di más importancia por lo que opte por cambiar de emisora y busqué en el dial Radio Nacional de España, también sonaba música militar pero pronto dieron un boletín informativo, no recuerdo con claridad el contenido pero sí me quedó claro que algo grave pasaba en Madrid y nos daban una arengas que no aprecie a distinguir si eran consejos o consignas, lo cierto es que no le dí mucha importancia hasta que se pudo ver por televisión a ese guardia civil pistola en mano subiendo al atril del Congreso de los Diputados.
Yo soñaba con ser maestro, era mi último año, pero al salir a la calle me llamó la atención que los vecinos más mayores del barrio con cara de preocupación y cierta prisa iban a la tienda de toda la vida a comprar aceite, pan, patatas..., en cantidades inusuales, mi madre también lo hizo, a esto una mujer muy mayor con cara de mucha resignación y tristeza repetía: "otra vez no, otra vez no". creo que fue el semblante de esta mujer y sus palabras lo que me hizo ser consciente de la gravedad de lo que estaba pasando y empecé a sentir miedo.
La gente mayor hablaban con recelo y preocupación y empecé a creer que mi sueño de ser maestro se esfumaba delante de mis narices por algo tan lejano y cierto modo ajeno que la rabia superó al miedo y deseaba con todas mi ganas que aquello pasara pronto. Pegado a la radio y con la televisión encendida seguía al minuto lo que nos iban ofreciendo entre la confusión y la desesperación.
Me ilusioné tres años antes votando si a la constitución, era la primera vez que votaba, parecía que España era un país que se estaba haciendo poco a poco en un país como los demás. Me veía en un país próspero, democrático y yo, como maestro, con ganas de comerme el mundo y cambiar la escuela, pero unos guardias civiles, unos militares y esas imágenes de los tanques por las calles de Valencia me rompieron el sueño en aquel momento pero no lo consiguieron. Lo que sucedió después fue el inicio de los mejores años de mi vida con el solo lamento de la pérdida de algunos seres queridos, pero si los mejores años de mi vida,
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