Es muy posible que alguno de los lectores de este blog conozca al gato de Schrödinger, ese extraño animal que, bajo amenaza cuántica, puede estar vivo y muerto a la vez. No es mi intención disertar sobre física ni tampoco sobre gatos; más bien lo que ocurre es que, en esta reflexión sobre el pasado y el presente de las TIC en el aula a la que he sido invitado, la primera imagen que me ha caído en mientes ha sido la del célebre gato muertivivo. Ahora explicaré por qué.
Este blog, que me honra como huésped, está a punto de cumplir diez años. Mirar tanto tiempo atrás en esta blogosfera educativa me hace sentirme paradójico, como el gato de Schrödinger, aunque en este caso la sensación es de hallarme en el mismo sitio o muy lejos a la vez. Me incorporé pronto al mundo de los blogs educativos y este hallazgo cambió mi vida, literalmente. Conocí docentes que compartían abiertamente sus experiencias de aula y que expresaban en público dudas y certezas que yo mismo rumiaba en privado. Dicen los expertos que uno no se ha de engañar por las apariencias en esto de las amistades virtuales, pero lo cierto es que muchos de aquellos primeros contactos en el mundo digital (antes incluso de que se hablase de redes sociales) acabaron siendo amigos también en lo presencial.
En estos afanosos años de travesía bloguera hemos crecido y hemos aprendido mucho, generalmente en compañía. Pero, al detenerme un instante a observar lo andado, siento en la nuca la inquietante sospecha de hallarme en el mismo lugar del que partí. En esa paradoja de verme en puntos distantes a la vez, sigo acompañado por muchos profesionales entusiasmados que pensaban que con las TIC se abría la puerta del cambio educativo, pero que hoy se encuentran mirando el futuro con bastante escepticismo. No son solo los recortes económicos que han paralizado inversión e ilusión, sino una sensación de haber caminado en círculos, reinventando una y otra vez las mismas recetas. Sin embargo, debo admitir que todo lo que hemos vivido en los últimos años, la revolución de las TIC en el aula, las redes educativas, la constelación de blogs, la presencia de docentes que comparten proyectos, nos ha permitido vislumbrar una Escuela diferente, un universo de posibilidades que nos parecían de ciencia-ficción, una educación del futuro a la que muchos ya no están -ya no estamos- dispuestos a renunciar. Como le ocurría al gato de Schrödinger, es posible que ambas visiones, la inmovilista y la esperanzadora, convivan en el mismo individuo y en el mismo tiempo a la par, causando esta perplejidad de sentirse atrapado en el tiempo. Personalmente, prefiero pensar que somos aún unos gatos bien vivos, a quienes les queda más de una vida, al menos en lo virtual.
Crédito de la imagen original: Schrödinger cat Nobels
Comentarios
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